La
obra de Bernando Atxaga (pseudónimo de Joseba Irazu), Memorias de una vaca, nos muestra la las memorias de una vaca desde
el día de su nacimiento en un convento de Balanzategui. Esta vaca protagonista se caracteriza, en
otras muchas cosas, por pensar que “no hay nada más tonto que una vaca tonta”.
En diversas ocasiones, reconoce que preferiría ser un caballo, ya que considera
que es un animal más elegante, y con cosas más intereses que hacer que una
vaca. Sin embargo, este pensamiento cambiará, aunque muy paulatinamente, tras
conocer a su amiga, La Vache qui Rit. Esta vaca muestra la inteligencia y la
viveza que no tienen el resto, además de que se convierte en una gran amiga de
Mo. Otro de los personajes que merece que lo mencionemos es el Pesado, la
conciencia de Mo que está muy presente a lo largo de la obra. Este nombre se lo
pone Mo ya que es como una voz tenaz, constante y repetitiva que le interrumpe muy a
menudo en su vida diaria.
Analizando
un poco más en profundidad la obra, descubrimos de la mano de Mo una de las
prácticas habituales que se desarrollaban en España durante la dictadura. Con
esto me refiero a los hombres y mujeres, conocidos como maquis, que se tuvieron
que refugiar en los montes para no ser fusilados por el régimen. En este
sentido, la obra muestra un acontecimiento histórico muy interesante. Frente a estos,
se sitúan Gafas verdes y sus lacayos, encargados de encontrar a todos aquellos
que se escondían en los montes vascos y descubrir quiénes les ayudaban y
proporcionaban alimentos. Ya el nacimiento de la protagonista en el año 1936
nos introduce en esta etapa de la guerra civil y la dictadura.
Respecto
a los personajes cabe destacar la gran variedad que incluye Atxaga, que le
sirve para mostrar los dos bandos políticos de forma sencilla y próxima al
lector. Las descripciones son muy exactas y detallan cada matiz de la
personalidad y formas de actuar de los distintos personajes. En este sentido,
la novela es muy rica y aporta una gran riqueza a la narración. No podemos
olvidar a los animales que también tienen su parte importante en el desarrollo
de la obra, desde las vacas tontas del establo hasta los lobos o los jabalíes,
mucho más astutos que las vacas.
Me
gustaría señalar, antes de pasar a la estructura, el carácter de las
reflexiones de Mo con su yo interno, con su conciencia, El Pesado, ya que éstas
a veces rozan el sinsentido. Pienso que no tiene mucha relación hablar de la
India o de Pakistán en el octavo capítulo. En este caso, si buscamos una
posible relación, podemos interpretar que el autor ha querido poner un lugar
que implicara lejanía o exotismo, o simplemente quería citar estos lugares por
decisión personal, o quizás, porque en la India la vaca es un animal
sagrado. Ante esto, el lector puede
realizar su propia interpretación e imaginar una segunda aventura de Mo en la
India.
En cuanto a la estructura, la obra
está compuesta por nueve capítulos que exponen las reflexiones de Mo. La
distribución de la historia no atiende a una estructura muy clara pero podemos
señalar como introducción el primer capítulo en el que Mo nos presenta a su conciencia
y las razones por las que ha tomado la decisión de escribir sus memorias. Una
vez visto esto, los siguientes capítulos nos muestran las aventuras de esta
vaca viajera. Para cerrar la obra, vemos en el noveno capítulo una especie de
conclusión en la que Mo en el convento, junto a Pauline Bernadette, reconoce la
dificultad que conlleva recordar todas sus aventuras para escribir estas
memorias. Además, deja un final abierto, ya que dice que quizás continúe más
adelante escribiendo todas las aventuras que le faltan por contar.
Respecto
a la forma del texto me gustaría destacar que resulta a veces un tanto complejo
y es fácil perder el hilo. Las narraciones de Mo son muy largas y, en
ocasiones, sus recuerdos se entrelazan con descripciones de momentos presentes
que hacen que el lector se desoriente. Respecto al lenguaje que utiliza, cabe
señalar el abuso de estructuras propias del francés y la inclusión de
numerosísimos vocablos de esta lengua que, desde mi punto de vista, pueden
dificultar la lectura de un joven lector, o de un lector que no conoce esta
lengua. No obstante, no son aspectos clave que impidan una comprensión lectora
adecuada, pero sí interrumpen la lectura.
Para
finalizar y a modo de conclusión, considero que la obra recoge un enfoque de la
realidad curioso, ya que vemos como una vaca observa, analiza y reflexiona
sobre ciertos comportamientos humanos. Además, el elemento histórico está muy
bien introducido en la obra y cohesionado con el proceso de investigación que
realiza Mo. El lector puede empezar a plantearse hipótesis de lo que sucede en
esa granja, casi al mismo tiempo que lo hace Mo. Sin embargo, no me ha parecido una obra
atractiva ni divertida, sino todo lo contrario, en muchas ocasiones, resulta
tediosa. A pesar de que el tema puede parecer atractivo o curioso, creo que los
alumnos de secundaria no disfrutarían con su lectura. Después de leer y
analizar la obra, estoy convencida que no la recomendaría, no ha respondido a
mis expectativas y no me ha resultado demasiado apasionante imaginar los
diálogos entre dos vacas.
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