domingo, 27 de enero de 2013

Kafka y la muñeca viajera, de Jordi Sierra i Fabra. Por Adrián Vázquez Old




Referencia bibliográfica

Nombre de la obra: Kafka y la muñeca viajera
Autor: Jordi Serra i Fabra
Editorial: Ediciones Siruela S.A
Año de publicación: 2006
Colección: Las tres edades (Dirigida por Michi Strausfeld)
Diseño gráfico: Gloria Gauger
Ilustraciones: Pep Montserrat
Impresión: Rigormagráfic

Resumen del contenido

En uno de sus habituales paseos por el parque Steglitz de Berlín, Franz Kafka se sobrecoge al escuchar el llanto desconsolado de una pequeña niña. El escritor se acerca temeroso a preguntarle el porqué de sus lloros, y ésta le responde que se trata de su muñeca, que ha desaparecido. Inexperto en este tipo de situaciones, Kafka no sabe cómo reaccionar para no herir a la pobre niñita, de forma que le dice que su muñeca se ha ido de viaje, y que no ha querido despedirse por temor a hacerla daño. El enfermo escritor no sabe cómo salir del entuerto y continúa diciendo que su profesión es la de cartero de muñecas, y que su trabajo consiste en entregar personalmente las cartas que las muñecas viajeras envían a sus dueñas.
La niña, cuya credulidad maravilla a Kafka, no tarda en confiar plenamente en él, de forma que durante más de tres semanas el escritor redacta una carta diaria y se la lee cada mañana en el parque. De esta manera, la pequeña Elsi, que al principio se encontraba muy triste por la pérdida de su fiel compañera, va aliviando su dolor al conocer que Brígida se halla recorriendo medio mundo y que se encuentra muy feliz.
Sin embargo, gracias a las indicaciones de su novia, Dora, y de la madre de la pequeña Elsi, Kafka se da cuenta de que este juego está llegando demasiado lejos y que tiene que ponerle fin cuanto antes para que Elsi pueda continuar con su vida. Así pues, el escritor se decide a poner fin a su relación con la niña y decide escribir una carta en la que la muñeca le cuenta a su dueña que se ha enamorado de un apuesto caballero y que van a contraer matrimonio. La niña reacciona con agrado ante la felicidad de su muñeca, y prosigue su vida con su inocencia intacta.
Finalmente, el escritor compra la muñeca de porcelana más bella que encuentra en la ciudad y se la entrega a la niña. Le informa de que es un regalo de Brígida como despedida y que la nueva muñeca se llama Dora, como su pareja.

Crítica y valoración

A raíz de un artículo publicado en la contraportada de “Babelia” de El País en 2004, Sierra i Fabra se decidió a escribir esta historia sobre las cartas que Franz Kafka escribió a una niña un año antes de morir.
Dora Dymant, que por aquel entonces era la pareja del enfermo escritor, contó esta historia tras la muerte de Kafka, sirviendo como inspiración a Serra i Fabra para escribir este relato, recreando unas cartas nunca encontradas que Kafka escribió a una niña cuyo nombre nunca ha podido saberse.
Me ha parecido una historia muy interesante por el hecho de que esté basada, en cierto modo, en hechos reales. Cuesta imaginar que un escritor de ese calibre pueda emplear sus últimos días en mantener una correspondencia unidireccional con una niña haciéndose pasar por su muñeca viajera.
En cuanto al relato en sí, lo encuentro bastante bonito y considero que, quizá más a las niñas que a los niños, les podría interesar esta lectura. Teniendo en cuenta que la mayor parte de los alumnos no conocerán a Franz Kafka y lo tomarán como un protagonista cualquiera, la historia ofrece un argumento fácil de seguir, en la que no abundan términos de difícil comprensión y en la que el diálogo se alterna con la narración de las cartas que el propio Kafka escribe haciéndose pasar por una muñeca viajera.

Conclusión

Kafka y la muñeca viajera es una obra interesante sobre todo para chicas, que durante la lectura evocarán su infancia pasada y recordarán a sus muñecas. Mediante un argumento sencillo y fácil de seguir, Serra i Fabra muestra a Kafka como un gran escritor que, hasta el fin de sus días, supo cuáles eran sus prioridades y puso todo su empeño en procurar que una niña fuera feliz.
Esta obra puede servir para situar a los alumnos en el periodo de posguerra de la I Guerra Mundial, así como para presentarles a uno de los personajes más influyentes de la literatura universal, Franz Kafka.
Del mismo modo, las descripciones que hace de lugares como Londres, París o Tanzania pueden despertar la imaginación del alumnado y su ansia por conocer nuevos lugares.

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