jueves, 31 de enero de 2013

Campos de fresas



Campos de fresas

Título: Campos de fresas
Autor: Jordi Sierra i Fabra
Editorial: SM
Colección: Gran angular alerta roja
Ciudad: Madrid
Primera edición: febrero 1997
Edición: 42ª: julio 2012

                                                         «No bailéis con la muerte»


Campos de fresas comienza con una llamada telefónica en la intempestiva madrugada. Unos padres preocupados atienden al teléfono y confirman sus temores: su hija Luci, de dieciocho años, ha tomado alguna sustancia peligrosa y se encuentra hospitalizada en el Clínico.
Noche de viernes, un grupo de amigos —Cinta, Luci, Máximo y Santi— sale de fiesta dispuesto a disfrutar de la actividad nocturna. Mientras ellos se divierten, Eloy, el novio de Luci, se ha quedado en casa estudiando responsablemente el examen del próximo lunes.
En medio del ambiente cargado de la discoteca, Luciana cae desplomada. Ha sufrido un golpe de calor como consecuencia de haber ingerido una pastilla de éxtasis. Luciana ha entrado en coma. Lo que prometía ser una noche de diversión se ha convertido en una tragedia para los jóvenes, que asisten desconcertados y presos de un sentimiento de culpabilidad a las consecuencias de una actitud irresponsable.
Desde el momento en que conoce la situación de Luci, Eloy inicia una carrera frenética con el objetivo de localizar al camello que vendió las pastillas a sus amigos aquella fatídica noche de viernes —para conseguir una y poder entregarla a los médicos— con la esperanza de que su análisis pueda arrojar luz sobre el tratamiento más eficaz para sacar a Luci del coma. Pero también la protagonista comienza su lucha por sobrevivir, mientras percibe los sentimientos de quienes la rodean.

Sin embargo, el caso de Luci no es el de la típica adolescente conflictiva, víctima de una familia desestructurada, de una complicada situación económica o de algún tipo de problema que la empuja a la necesidad de evadirse de la realidad para sentirse bien.
Es una chica feliz, lo tiene todo, menos la asertividad necesaria para decir NO en el momento oportuno.

Sierra i Fabra desarrolla esta historia en noventa y cinco episodios breves narrados con gran agilidad que mantienen atrapado al lector en la necesidad de conocer el desenlace. Para ello, emplea un lenguaje sencillo y un registro cercano a cualquier adolescente. Es obvio que el tema principal de la obra, así como los temas secundarios —amor, amistad— resultan de interés para los adolescentes, lo que contribuye a la buena acogida que el libro tiene en los alumnos de Secundaria.

Campos de fresas invita, o quizá obliga, a una reflexión fundamental para cualquier adolescente: diversión, sí, pero, ¿a cualquier precio? La respuesta es NO.
La sociedad en la que vivimos es exageradamente hedonista, y desgraciadamente, esto tiene sus consecuencias. No está de moda la cultura del esfuerzo para conseguir honradamente algo bueno, ni ser responsable y joven al mismo tiempo, ni valorar en su justa medida el alcance de decisiones que pueden comprometer el resto de la vida, como tomar una droga de diseño, consumir cocaína o mantener una relación sexual no segura.
Trágicamente, esta es la realidad de demasiados adolescentes que se mueven desorientados entre la asunción de responsabilidades, propia de la vida adulta, y un abismo de diversión e inconsciencia que no les permite madurar a tiempo para evitar situaciones angustiosas como la que viven los amigos de esta historia.
La inquietante precocidad de los adolescentes de la última década nos conduce a pensar en la conveniencia de proponer esta lectura cuanto antes, es decir, a plantearla como un ejercicio preventivo de conductas de riesgo como lo es el consumo de drogas, por ello podría ser una opción de lectura desde el primer curso de la ESO.

Campos de fresas no es un libro marcadamente literario, sin embargo, es evidente que ese no era el objetivo del autor cuando compuso su obra. Nuestra responsabilidad como docentes, en este caso de Lengua castellana y Literatura, es proporcionar a los alumnos una formación integral que les asegure la integración en la sociedad y les capacite para el ejercicio de una ciudadanía democrática. Este trabajo de formación no recae exclusivamente en nosotros, sino en todos los docentes de la etapa de Secundaria; pero sí está en nuestra mano que esos adolescentes entiendan que la lectura puede ofrecerles posibilidades muy distintas, desde el disfrute del texto más literario e insustancial, pasando por la literatura comprometida, hasta lecturas cuyo objetivo —como es el caso de Campos de fresas— es espolear el ánimo y el pensamiento del lector por alguna causa grave o relevante.
También la literatura puede enseñarnos a vivir.

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