Memorias de una vaca
La protagonista
de esta historia es Mo, una vaca, pero no una cualquiera. Piensa que “no hay nada
más tonto que una vaca tonta” cuya actividad es pastar sin importarle lo que
sucede a su alrededor. Por ello, durante toda su vida se ha empeñado en no ser
simplemente una “vaca tonta” y desvelar los entresijos de la vida y el contexto
en el que nace, unas veces por ella misma y otras acompañada por la que será su
mejor amiga (la Vache qui rit).
Aunque hubiese preferido ser un caballo o un gato, porque considera que la vida
de estos es más interesante, no reniega de su condición y se esfuerza por
alejarse de la monótona vida vacuna, para dar cuenta de lo que le rodea.
A pesar de que
sabe que es una vaca, es consciente de que es más inteligente que sus
compañeras; considera que es Omega, mientras que las demás son Alfa, seres muy
poco desarrollados para comprender lo que sucede a su alrededor y que se
limitan a pastar y producir leche.
Así pues, desde
el inicio conversa con una voz interior a la que llama “El pesado” –aunque al principio no sabe muy
bien de que se trata-, a la que le cuenta sus inquietudes y la que le hace
analizar y reflexionar (la mayoría de sus reflexiones terminan con un refrán)
sobre las cuestiones que vive. Además, le hace la promesa de escribir unas
memorias llegado el momento, es decir, cuando ya fuera lo suficientemente
vieja.
La acción tiene
lugar en el País Vasco, lugar de nacimiento de Mo, que narra sus memorias desde
la posguerra hasta la actualidad. En esta narración, cobra protagonismo Pauline
Bernardette, una monja francesa –a la que Mo le cuenta su vida- que era la
encargada de recibir las cartas que los españoles enviaban durante la Guerra
Civil a la resistencia a través de las vacas.
De esta forma,
Mo se dispone a contar sus memorias:
Nuestra
protagonista nace en el bosque que pertenece a la casa Balanzategui, que sería
su primer hogar y donde viviría durante la primera época de su vida. Ya desde
los inicios, se da cuenta de que no es un lugar normal, en él pasan cosas raras,
con lo que decide explorar y descubrir los entresijos de la historia.
Para ello se va
a tener que enfrentar, junto a su inseparable amiga -la Vache qui rit-, a Gafas
Verdes y sus secuaces, que les van a hacer la vida imposible y que en alguna
ocasión intentarán herirlas. Pero Mo no se rinde, puesto que en los años en que
esto sucede –Posguerra-, las cosas no están nada nítidas en la zona. Así pues,
no tardará en descubrir que en Balanzategui tienen un arduo plan para abastecer
de provisiones a la resistencia que se esconde en el bosque –Maquis- y acude a
la casa para recibir comida. El suministro se logra gracias a las vacas, pues
constituyen un sistema de comunicación eficaz. Gafas Verdes y sus acompañantes
pertenecen al bando ganador, y tienen vigilada la casa porque saben que algo
sucede, pero no han conseguido cogerlos in
fraganti. El plan funciona hasta que un día el grupo de Gafas Verdes decide
actuar y acaba por desmontar la situación, quedándose con la casa y enviando a la
cárcel a los dueños del lugar.
A partir de ahí
comienza la lucha de Mo por la supervivencia; consigue escapar junto a su
amiga, pero son capturadas y vendidas para actuar en las fiestas de un pueblo
–de donde también consiguen escapar-. Entre tanto, la relación entre las dos
amigas se va rompiendo, puesto que la Vache
es muy tozuda y casi nunca cede, situación insostenible para Mo que decide
seguir el camino por su cuenta.
Cuando está a punto
de sucumbir debido a la soledad y la tristeza, por casualidad se encuentra con
Pauline Bernardette, de la que no se separará. Así, Mo se traslada a vivir al
convento de la pequeña y es en este donde acabará sus días –aunque a veces le
surgen dudas con respecto a volver a Balanzategui- y donde decidirá dar rienda
suelta a sus memorias, cumpliendo la promesa que le hiciera un día a la voz de
su conciencia (El Pesado).
José Irazu
Garmendia, nació en Asteasu (Guipuzcoa) en 1951; posiblemente fueron el deseo
de emular a grandes autores de la literatura universal y evitar la censura
franquista algunas de las razones que le llevaron a adoptar el seudónimo de
Bernardo Atxaga. Es miembro de la Real Academia de la Lengua Vasca y ante todo,
un apasionado de la literatura.
Atxaga consigue
a través de Memorias de una vaca retratar una gran cantidad de personalidades,
actitudes, virtudes y también defectos. Nos transmite las inquietudes o miedos,
representadas por los lobos que aparecen en la obra, que simbolizan lo negativo
y todo lo que a Mo le gustaría que desapareciera.
Esta obra abarca
alrededor de 40 años de historia reciente de nuestro país, analizando cómo
evolucionó la zona vasca tras la Guerra Civil –trasluciendo lo que también
podía estar ocurriendo en otras zonas-, pero desde la óptica de un animal. La
manera de narrar los acontecimientos, en la que se mezcla historia, sociología,
comicidad, misterios, anécdotas y aventuras, confluyen en una narración ágil y
de fácil lectura. A esto se suma un léxico cuidado y próximo; todo ello permite
al autor acercarnos una época trágica de nuestra historia desde un punto de
vista diferente.
Pero, ¿qué
pretende transmitirnos?: sin duda el abanico de posibilidades es muy amplio,
desde la personalidad, el carácter, el aguante o resistencia, la fortaleza,
pasando por la amistad, el cuestionamiento del mundo que nos rodea y el
anticonformismo, además de la visión crítica que toda persona debe poseer. A
pesar de esto, creo que lo más importante que nos trasmite el libro es el valor
de la memoria: recordar nos permite no olvidar, ser conscientes de nosotros
mismos y de nuestra existencia vital; pero también recordamos, porque sabemos
que olvidamos, y queremos conservar todo lo que nos resulta importante y
necesario, o lo ha sido; nos permite reconstruir nuestra historia. Y este es el
objetivo de Mo.
Por todo esto,
creo que es un libro muy adecuado para que los alumnos lo lean en 3º o 4º de
ESO, donde podrán entender con más claridad los valores que nos hace llegar el
autor, así como nociones sobre la Guerra Civil desde una óptica y con un tratamiento
diferente.
Raquel
Fernández Acedo
Bernardo Atxaga:
Memorias de una vaca. Ediciones SM,
1992.
ISBN: 84-348-4047-2
No hay comentarios:
Publicar un comentario