Memorias
de una vaca, es un libro escrito por el famoso escritor vasco
Bernardo Atxaga y publicado por la
editorial SM en 1993. Aunque el nombre del autor no es este, sino que es un
pseudónimo que utilizó posiblemente para evitar la censura de la posguerra por
parte del franquismo. Es una obra muy famosa que ha sido traducida a numerosas lenguas.
Nos presenta la historia de Mo, una vaca que se encuentra en la tercera edad y que nos cuenta su vida a partir de su nacimiento. Nos habla de las relaciones que ha construido durante los años: con “El pesado” (su voz interior), con otras vacas (especialmente con La Vache qui Rit, una vaca muy inteligente y perspicaz) y con Sour Pauline Bernadette, una monja simpática y enérgica, a la que Mo considera su mejor amiga, casi como una hermana.
Las peripecias de su vida son
innumerables: nos habla de su lucha contra los lobos (que representan algo
negativo, miedos a los que logra enfrentarse), la resistencia durante la Guerra
Civil, los numerosos traslados a los que debe someterse durante toda su
existencia. Mo es una vaca que piensa y actúa como si fuera un “ser humano”, en
un mundo lleno de personas irracionales; es testigo de la Guerra Civil, del
posterior enfrentamiento entre los dos bandos –vencedores y vencidos- , de la
violencia que de repente se desencadena.
El lector se siente
inevitablemente atraído por este animal que lucha durante toda su vida para
demostrar que no quiere ser una “vaca normal”: quiere hacerle ver a su amiga La Vache qui Rit que es una vaca
inteligente y que la realidad que le rodea es más interesante que
toda la comida que le puedan dar. Al principio de la novela Mo no está muy
contenta de ser una vaca –prefiere ser un caballo o un gato, porque considera
que son animales más inteligentes y fascinantes -, será su voz interior la que
logra convencerle de que a las vacas “les acompaña una cierta grandeza”; aunque
al principio le cuesta verlo, al final le hace cambiar de idea.
A pesar de que la historia tiene
como telón de fondo la Guerra Civil (que estalla en el mismo año en que nace
Mo), el cuento expresa paz, inocencia, superación y ganas de vivir.
La historia está narrada en primera persona por la
vaca Mo, que es al mismo tiempo la protagonista de los acontecimientos, todo
ello a través de una serie de flash-back. Mo se decide a escribir sus memorias vacunas siguiendo el consejo de
su amigo “El Pesado” –al que le había hecho una promesa- que una noche de rayos
y de truenos irrumpe con voz altisonante diciéndole: “Escucha, hija mía, ¿acaso no ha llegado la hora? ¿Acaso no es el
momento adecuado, correcto y conveniente?” Esta voz interior, que según le
han dicho a Mo representa nuestro “Ángel de
la Guarda”, juega un papel
importante dentro de esta novela, ya que en todas las situaciones en las que se
encuentra Mo irrumpe para aconsejarla. A veces asistimos a verdaderos y propio
debates entre la vaca Mo y “El pesado”, sobre todo en los primeros capítulos en
los que la vaca aun muy joven se enfrenta continuamente a “su voz interior” que
representa la sabiduría y que intenta que Mo sea más reflexiva. Un primer
ejemplo se puede encontrar en el primer capítulo cuando “El Pesado” ante la
nevada aconseja a Mo que baje del monte y vuelva a la casa, porque hay lobos
cerca. En esta ocasión hay una serie de diálogos que nos dejan claro cuál será
el papel desarrollado por “El pesado” a lo largo de toda la novela. Al mismo
tiempo creo que el autor se sirve de este “personaje” para representar aquella
voz interior que cada uno de nosotros siente dentro, que nos aconseja, nos guía,
nos hace recomendaciones, pero que muchas veces no escuchamos o no queremos escuchar.
El humor, es una de las características más
destacada de toda la obra, sobre todo cuando el autor intenta ridiculizar
algunos comportamientos sociales. Se utilizan muchísimas metáforas y refranes (Nieve en el monte, no hay vaca que soporte,
La vaca y la oveja, una vaga y la otra floja, Vaca que se pone a preguntar,
vaca que no para hasta reventar) que hacen la novela muy amena y divertida;
incluso en alguna ocasión los adapta para hacer protagonista a la vaca.
Además muy importantes son los numerosos registros
lingüísticos utilizados. Mo y la Vache
qui Rit se expresan de forma muy
directa y a veces coloquial, como vemos en este ejemplo:
-
Entonces, ¿qué me dices? ¿Que el hueso que le has roto hoy a ese del molino
es el primero de tu vida?
- Pues sí —le respondí. Me sentía un poco acoquinada.
- Tienes que romper más, muchísimos más. La vaca que se va de este mundo
sin romper de veinte a treinta huesos, es que es una vaca tonta. ¡Muy tonta,
además!.
El Pesado en cambio utiliza un lenguaje altisonante,
solemne, hasta resultar a veces ridículo: de hecho como nos advierte Mo en las
primeras líneas esta voz interior suya tiene “una lengua muy remilgada y muy llena de cumplidos, y por lo visto no
puede hablar como todo el mundo, llamando a la hierba «hierba» y a la paja
«paja»; si por ella fuera, a la hierba tendríamos que decirle «el saludable
alimento que para nosotras crió la madre tierra», y a la paja, «el no saludable
alimento necesario para los casos en los que el bueno falta”.
Pauline Bernardette, por el contrario, se expresa en una forma muy original, utilizando
muchas expresiones en francés y un lenguaje muy espontaneo:
—Cʹest la verité, Mo! ¡Qué peso me has quitado de
encima! ¡Qué alegría! ¡Cómo yo estimo tu ayuda, Mo!
Además hay que destacar las descripciones de los paisajes
y de los personajes que son muy originales como podemos ver, por ejemplo, en
este fragmento en el que describe a su amiga La Vache qui Rit: “La Vache qui Rit era fea y mal proporcionada:
demasiado pequeña para el tamaño que habitualmente solemos tener las vacas, y
muy corta de cuello, brazos y piernas. Sin embargo, era fortísima de pecho, y
tanto su cabeza como su testuz eran muy grandes. De color, tal como he dicho
antes, era igual que yo: negra”.
Creo que es una obra excelente, muy bien escrita, en la
que los personajes, animales, plasman lo que sucede en la sociedad del momento
y la dureza de la Guerra Civil española. En la obra se entremezcla el misterio,
el suspense y la comicidad
Aconsejaría la lectura de esta obra a partir de un
tercero de Eso, ya que se puede trabajar desde distintos puntos de vista. Por
un lado se puede utilizar la obra para analizar el período histórico, sobre todo con alumnos
de cuarto de Eso ya que éste entra dentro de la programación didáctica de este
curso, y por otro, siendo una obra muy
divertida y sencilla de leer, podría revelarse muy útil para que nuestros
alumnos reflexionen sobre las características y las relaciones humanas ya que
detrás de cada uno de los “personajes” Atxaga nos presenta una gran variedad de
actitudes ante la vida, defectos y virtudes humanas.
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