domingo, 27 de enero de 2013
La casa pintada, de Montserrat del Amo. Por Adrián Vázquez Old
Referencia bibliográfica
Nombre de la obra: La casa pintada
Autor: Montserrat del Amo
Editorial: SM Catamarán (Colección dirigida por Isabel Cano y Jesús Larriba)
Año de publicación: 1990
Impresión: Imprenta SM (España)
Ilustraciones: Francisco Solé
Resumen del contenido
Chao es un niño de cinco años que vive en una familia de campesinos en una zona rural cercana a Pekín. Un día su abuelo le promete que, cuando llegue la primavera, le llevará con él a Pekín en uno de sus viajes al mercado. Chao espera impaciente la llegada del ansiado día, que por fin llega con el anuncio de los árboles en flor.
Cuando llegan a la gran ciudad, Chao queda asombrado por el palacio del emperador, cuyos colores y grandiosidad llaman de súbito la atención del niño. Le sorprende, sobre todo, su enorme colorido, que contrasta con el tono gris y lúgubre que ensombrece el resto de la ciudad, por lo que bautiza el edificio como la Casa Pintada. Ya en el mercado, el abuelo coloca su género formando un bonito paisaje, pero una mujer lo estropea cuando compra los limones. Chao se entristece porque ya no está el sol que iluminaba la escena, de modo que su abuelo le da cuatro monedas para que recorra el mercado y adquiera lo que más desee. Sin embargo, pese a que el niño escudriña toda la plaza, no encuentra lo que busca.
Al volver a casa, su familia está reunida con los vecinos para contemplar el reflejo de la luna llena sobre el estanque de los patos. El pequeño Chao enseguida les cuenta que no ha podido cumplir su sueño de comprar una casa pintada, y el viejo Kum Tsé, que es el único que sabe leer de la zona, le explica que un campesino nunca podrá tener una casa pintada, puesto que sólo el gran emperador puede tener ese privilegio. El niño le replica y el viejo Kum entra en cólera. Respaldando al niño, el abuelo de Chao le pide a Kum Tsé que les ilumine con su saber acerca de por qué un campesino nunca podrá tener una casa pintada. Ante la insistencia, el viejo Kum acaba por decir que en los colores está encerrado el universo: el color azul representa el cielo; el verde supone la tierra y la naturaleza; el blanco encierra el agua en su estado sólido; el amarillo simboliza el oro y la riqueza; y el rojo, como color del fuego, ejemplifica la guerra, el poder y la victoria.
Desde ese momento, Chao se pone como meta conquistar todos esos colores, y pone todo su empeño para poder conseguir una casa pintada. Sin embargo, sus intentos por conquistar el color verde de la naturaleza llenando cestos de tierra o por dominar el azul del cielo volando con una cometa resultan fallidos. Mientras tanto, la joven Kum Li observa atenta todos sus movimientos espiándole a escondidas.
Un día Chao decide participar en un concurso de farolillos para así conquistar el rojo del fuego, pero la hazaña no llega a buen puerto y, si no es por la ayuda de Kum Li, la casa de Chao hubiera sido pasto de las llamas.
Con la llegada del Primer Gran Cumpleaños de Chao, el abuelo propone celebrarlo yendo todos a las Fiestas de Año Nuevo en Pekín. Allí, el niño contempla un espectáculo de equilibrismo cuyo ganador entrará a vivir en el gran palacio del emperador. Desde ese momento, Chao se pone a entrenar para poder ganar el siguiente concurso y así poder cumplir su sueño. Un día, mientras entrena, Chao descubre que la pequeña Kum Li ha estado practicando por su cuenta y que, si se asocian, crearán un número espectacular que, sin duda, ganará el torneo, de modo que deciden seguir entrenando juntos.
Llegado el día, mientras caminan hacia la gran ciudad, Chao y Li contemplan cómo la riada deja atrapadas a cuatro personas en el puente que atraviesa el río. Utilizando toda su valía y los utensilios que llevan para el concurso, los niños consiguen salvar a las cuatro personas, pero finalmente el puente se rompe y no pueden llegar a la ciudad. Chao, que ha quedado al otro lado del río, tiene que dar un gran rodeo para volver a casa, así que, apesadumbrado por no haber podido conseguir su objetivo, camina y camina hasta llegar al poblado.
Cuando llega, Chao se encuentra que el poblado se ha reunido para su llegada, y aunque en un primer momento piensa que lo han hecho para burlarse de él por su fracaso, enseguida advierte que es un reconocimiento por su heroica acción y que, como recompensa por ello, han pintado su casa de colores, haciendo así realidad su sueño.
Crítica y valoración
Me ha parecido una buena historia para transmitir a los niños valores muy importantes como el esfuerzo, el tesón y la valía. El joven Chao simboliza el triunfo del trabajo duro para conseguir los logros que uno se proponga, rompiendo con los límites establecidos. Así, un niño de una familia campesina confía en sí mismo y considera que puede lograr todo lo que se proponga, dejando de lado diferencias económicas y sociales para, mediante el trabajo y el esfuerzo, conseguir sus propósitos.
Conclusión
Es una obra amena y divertida que muestra a los niños que deben creer en sus sueños, puesto que, mediante trabajo, esfuerzo y dedicación, pueden hacerse realidad. Es una lectura que seguro que aumentará la confianza de los alumnos en sí mismos y les hará creer que todo es posible, pese a que mucha gente intente quitarles la ilusión.
El relato enseña a los niños cómo Chao no le tiene miedo al fracaso y no cesa en sus intentos por conseguir su objetivo, pese a que en ocasiones lo más fácil sería rendirse y aspirar a un objetivo menos ambicioso.
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