El libro “Cartas de invierno”, escrito por el
escritor gallego Agustín Fernández Paz en el año 1995, fue publicado en la
Editorial SM, en la Colección El Navegante. Es una novela breve que consta sólo de 135 páginas. Siempre en 1995 fue
galardonada con el Premio Rañolas de Literatura Infantil e Xuvenil.
La
historia se desarrollar en el
ámbito rural de Pontedeume, en la Galicia interior aunque aparezcan también
otros lugares. Se sitúa en la actualidad en un período de tiempo que va desde agosto de 1993 hasta los primeros días
de agosto de 1994. Eso se desprende de las alusiones que se hacen a los
periódicos, al Centro Gallego de Arte Contemporáneo y a las exposiciones que se
han organizado para exhibir la última obra del protagonista.
El libro comienza con la citación en inglés de
H.P.Lovecraft: “For I have likewise gazed
in steep on things my memory scarce can keep”. En la traducción de dicha cita se dice como
durmiendo ha visto cosas que a penas puede recordar en su memoria. Es
importante, ya que desde un principio deja caer de forma soslayada de qué irá
el libro. En él se incluyen elementos de terror, la influencia es de este autor
y de Edgar Alan Poe. En el primer capítulo la intriga se apodera de nosotros,
los lectores, que viviremos el sufrimiento de Adrián como nuestro. Teresa
recibe un paquete postal pesante, en él está escrito el nombre de su hermano
Xavier. Nunca había pasado tanto tiempo sin ponerse en contacto con ella, ni
cuando estuvo en Quebec. Ella de forma inconsciente mira las fotografías que
están en el mueble del comedor y recuerda con entrañable añoranza a Adrián,
personaje principal de la obra. Se nos revela un dato secundario, será el amor
de su vida. El sobre tiene una dirección Doroña-Vilamaior, no es el mismo que
le ha mandado su hermano tantas veces; contiene en su interior otro, y existe
también una nota dirigida a ella. En ésta le aconseja que no abra el sobre, que
se dirija a la comisaría de Vigo y que se presente ante el comisario Soutullo,
amigo suyo. En la misiva le recuerda un viaje que hicieron a Barcelona, en el
otoño del 69. Allí compró “Los mitos de Cthulhú”. Un relato de Lovecraft, se
trata del mismo autor que aparece en el comienzo de nuestra novela. No es una
casualidad ya que todo gira alrededor del mundo irreal y real. En la carta su
hermano predice lo que puede suceder en un futuro. Con el paso del tiempo
Teresa siente la necesidad de leer la carta de su hermano. Cuando la abre
encuentra las cartas de Adrián enviadas desde lugares diferentes, la mayoría de
ellas desde Doroña-Vilarmaior. Su hermano Xavier, escribe una nueva carta, un
manuscrito en el que deja dicho que si alguien lo lee es porque realmente ha
pasado algo, se hace referencia a su amistad con Adrián, una relación profunda
entre ambos. Conocemos más sobre la infancia de los personajes y también sobre
su futuro, cada uno de ellos en un lugar y con un trabajo diferente. Adrián
quiere volver a Galicia y crear su hogar allí. Compra por casualidad una casa
en Vilarmaior y es cuando manda a su amigo Xavier las ocho cartas, enviadas
desde tres lugares diferentes. La primera desde Berlín, aquí comenta que ya ha
comprado la casa que aparecía en el periódico, y de su traslado a Doroña para
verla. La segunda misiva la escribe desde Trieste donde le comunica que ya ha
firmado los papeles. Es, a partir de la tercera misiva, ya en Doroña, cuando
empieza la intriga. Nadie en el pueblo sabe nada de la casa y si lo sabe no
dice nada. El miedo lo impregna todo. El protagonista, Adrián, es incrédulo,
para él la Santa Compaña desapareció con la llegada de la luz eléctrica. Las
cartas se van relacionando las unas con las otras. Acude a la Roca Negra, lugar
lleno de petroglifos, también los encuentra dibujados en la casa. Para él son
una premonición. Echa de menos alguien que le limpie y le haga la comida. Nadie
quiere acercarse allí. La casa que ha comprado se merece el adjetivo de
embrujada, según él. Para mantener el contacto con Walter su agente, instala un
teléfono y un fax. A partir de ese momento se hace realidad lo fantasmagórico,
empieza a recibir llamadas telefónicas con las que sólo oye murmuros y lloros.
También recibe un fax en los que se pide AUXILIO y se escribe ADRIÁN. En otra
de las cartas dice que en un fax aparece la palabra ARRIBA. Lo que le hace
sospechar que es en la buhardilla donde se encuentra el peligro. Allí no
encuentra nada raro, cuando tiene la intención de abandonar la habitación ve un
libro enorme, lleno de grabados. Uno de ellos le resulta familiar, aparece una
chica que mira por la ventana. Más tarde mira el índice para saber su autor y
no aparece. Será a partir de esa carta cuando se suceden los misterios. El
grabado cambia constantemente, la chica cambia de posición. Mira a la
habitación con detalle y ve partes de la casa nuevas para él. A partir de
entonces se hace preguntas sin respuesta. Son preguntas retóricas,
procedimiento por el cual el lector comienza a acercarse más al protagonista y
a impregnarse de esa inquietud que aparece en la obra. Adrián no puede
abandonar la casa, pues se siente obligado a permanecer en ella para ayudar a
la chica, que en cierto momento le pide ayuda. Cuando al fin reconoce la
ventana del grabado supone que allí hay
algo escondido, además han hecho desaparecer algunas partes de la casa. Cuando
descubre la trapa de la habitación todo se precipita. Decide bajar allí y ver qué
es lo que sucede. Las cartas se mandan a Xavier para dar testimonio de lo que
pasa. Lo mismo sucede cuando Xavier lo manda todo a su hermana. En otro punto
se hace referencia a la Odisea, así como Ulises oye los cantos de las sirenas y
se siente atraído, él no puede dejar a la dama. Lo mismo que sucede a Adrián le
pasa a Xavier, él le escribe a su hermana para dejar el legado de lo que ha
vivido. Será la hermana la que acabe con esas misteriosas criaturas, con las
almas en pena que corren por la casa, sólo cuando queme el libro de los
grabados habrá terminado todo.
Uno de los elementos más interesante de Cartas de
Invierno es el cambio de perspectiva. La historia está contada por tres narradores
y cada uno de ellos se encuentra en
presente distinto. El primer narrador es el que habla sobre Teresa, el
segundo es Xavier, que nos cuenta la historia de Teresa, el tercero son las
cartas de Adrían que están escritas en primera persona y cuentan las cosas que
están pasando.
El estilo de la obra es principalmente epistolar
aunque si son presentes algunos diálogos y algunas descripciones poéticas de
paisajes.
Opino que el libro responde a las pretensiones del
autor, crea una aurea de misterio que induce al lector a penetrar en lo más
hondo de la historia. Juega con la
inquietud que provoca el miedo en el lector. Usa la técnica de "narrador editor",
para desentenderse de lo que ha escrito. Es Teresa la que gracias a las cartas
asume la responsabilidad de lo acaecido con la publicación de éstas mismas.
Me ha
gustado porque he llegado a impregnarme de esa aurea de misterio que se
encuentra en toda la novela. He sentido la necesidad de leer a veces a tropel
las páginas del libro para poder saber más de lo que sucedía. Lo propondría a
partir de un tercero de Eso porque creo que su lectura podría enganchar a los
alumnos y acercarlos a la lectura.
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