miércoles, 30 de enero de 2013

Memorias de una vaca

Título: Memorias de una vaca
Autor: Bernardo Atxaga
Editorial: SM
Colección: El barco de vapor
Ciudad: Madrid
Año: 1992
Edición: 39ª (diciembre 2011)


Esta es la historia de Mo, una vaca negra y poco convencional que vive felizmente entre el prado y el establo de un convento. Soeur Pauline Bernardette es una monjita muy simpática que cuida de Mo y siega para ella las mejores hierbas del monte. Pero Mo no siempre ha vivido en el mismo sitio. Nació en un bosque del País Vasco en 1940, recién acabada la Guerra civil, en un terreno perteneciente a la casa Balanzategui. Allí conoció a su gran amiga, La Vache qui Rit.

Mo cuenta sus memorias animada por El Pesado (algo así como su conciencia o voz interior), y a través de su testimonio conocemos el ambiente que se respiraba en este lugar del País Vasco en la primera posguerra civil española. El maquis se esforzaba en defender la resistencia antifranquista, y en la finca Balanzategui las vacas son la pieza clave de la comunicación entre los miembros de la guerrilla y Genoveva y Usandizaga, los dos colaboradores que viven en la casa. Sin embargo, tres adeptos al Régimen intentan capturar al grupo de maquis que se oculta en el monte. Genoveva, viuda de un soldado al servicio de la República, será detenida y encarcelada, y Usandizaga morirá asesinado mientras intenta avisar a los maquis de que les han tendido una trampa.

Este conflicto acompaña al relato de las vivencias vacunas de Mo, que —al igual que su amiga La Vache qui Rit— se considera una vaca distinta a las demás, con capacidad de razonamiento, inteligente, no una vaca tonta, porque, como dice La Vache: “¡no hay cosa más tonta en este mundo que una vaca tonta!”

En cuanto a su estructura, el libro consta de 9 capítulos. El primero ofrece los datos necesarios para conocer a la protagonista y situarnos en el contexto. Entre el segundo y el octavo capítulo asistimos a la narración de la vida de Mo, y el último capítulo concluye dejando un final abierto, pues Mo solo ha escrito sus memorias hasta el momento en el que termina el libro, de modo que sus memorias continuarán.

El estilo recuerda a las obras de Literatura infantil, presenta un lenguaje sencillo que facilita su lectura, y abundan las expresiones coloquiales: “—No tanta prisa, hija mía”. “—Continúa, hija, que no lo estás haciendo mal —me animó El Pesado.”. “No señor, eso no es vivir, eso es hacer el tonto y comportarse como los del género ovejuno.”
A lo largo de todo el texto encontramos la repetición de esta sentencia: “¡no hay cosa más tonta en este mundo que una vaca tonta!”

Existe la posibilidad de que el ritmo de la narración pueda resultar algo lento por las numerosas reflexiones de la voz interior de la protagonista.
Sería conveniente, por otra parte, que el libro incluyese la traducción de las palabras en francés que utiliza a menudo Soeur Pauline Bernardette, ya que si los alumnos desconocen el francés en el momento en que realicen la lectura, se sentirán inseguros en relación con el significado o la interpretación que deben dar al texto.

La obra contempla un tema secundario a la historia principal que invita a la reflexión: el tratamiento que reciben algunos animales, en este caso, las vacas. Estas páginas pueden servir como pretexto para introducir un debate sobre este tema, o simplemente para obligar a los alumnos a reflexionar sobre el maltrato animal. Se trata de conducir a los alumnos hacia la concienciación y sensibilización contra cualquier manifestación de maltrato animal. No debemos olvidar que, como apuntara Mahatma Gandhi, el grado de civismo de una sociedad puede medirse observando el trato que da a los animales.

Memorias de una vaca está recomendado a partir de 10 años, por lo que su lectura sería adecuada en 1º de ESO, pero menos recomendable en los tres cursos siguientes de la etapa, no por razones de contenido sino de estilo, en tanto que podría resultar infantil para alumnos de más de 13 años.
El elemento más interesante y útil de Memorias de una vaca se encuentra en la presentación de unos hechos trágicos desde la perspectiva de un animal dotado de cierta inteligencia. Esta perspectiva aproxima fácilmente a los niños al conflicto y les permite tener una idea bastante real de los acontecimientos. En este sentido, su lectura podría ser útil para acercar por primera vez a los alumnos a este periodo de la historia de España, independientemente del momento en el que se enfrenten a su estudio en la materia correspondiente, que generalmente se realiza en el segundo ciclo de Secundaria.

Considero que esta lectura podría proponerse sin problemas para alumnos de entre 10-13 años, pero no mayores. En general el ritmo narrativo es lento, y esta característica resta atractivo al texto, especialmente si tenemos en cuenta que sus lectores potenciales prefieren lecturas ágiles y personajes más complejos que Mo y La Vache qui Rit.


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