Autor: Bernardo Atxaga
Editorial: SM
Colección: El barco de vapor
Ciudad: Madrid
Año: 1992
Edición: 39ª (diciembre 2011)
Esta es la historia de Mo, una vaca
negra y poco convencional que vive felizmente entre el prado y el establo de un
convento. Soeur Pauline Bernardette es una monjita muy simpática que cuida de
Mo y siega para ella las mejores hierbas del monte. Pero Mo no siempre ha
vivido en el mismo sitio. Nació en un bosque del País Vasco en 1940, recién
acabada la Guerra civil, en un terreno perteneciente a la casa Balanzategui. Allí conoció a su gran amiga, La Vache qui Rit.
Mo cuenta sus memorias animada por El Pesado (algo así como su conciencia o
voz interior), y a través de su testimonio conocemos el ambiente que se
respiraba en este lugar del País Vasco en la primera posguerra civil española.
El maquis se esforzaba en defender la resistencia antifranquista, y en la finca
Balanzategui las vacas son la pieza clave de la comunicación entre los miembros
de la guerrilla y Genoveva y Usandizaga, los dos colaboradores que viven en la
casa. Sin embargo, tres adeptos al Régimen intentan capturar al grupo de maquis
que se oculta en el monte. Genoveva, viuda de un soldado al servicio de la
República, será detenida y encarcelada, y Usandizaga morirá asesinado mientras
intenta avisar a los maquis de que les han tendido una trampa.
Este conflicto acompaña al relato de las
vivencias vacunas de Mo, que —al igual que su amiga La Vache qui Rit— se considera una vaca distinta a las demás, con
capacidad de razonamiento, inteligente, no una vaca tonta, porque, como dice La Vache: “¡no hay cosa más tonta en
este mundo que una vaca tonta!”
En cuanto a su estructura, el libro
consta de 9 capítulos. El primero ofrece los datos necesarios para conocer a la
protagonista y situarnos en el contexto. Entre el segundo y el octavo capítulo
asistimos a la narración de la vida de Mo, y el último capítulo concluye
dejando un final abierto, pues Mo solo ha
escrito sus memorias hasta el momento en el que termina el libro, de modo
que sus memorias continuarán.
El estilo recuerda a las obras de
Literatura infantil, presenta un lenguaje sencillo que facilita su lectura, y
abundan las expresiones coloquiales: “—No tanta prisa, hija mía”. “—Continúa,
hija, que no lo estás haciendo mal —me animó El Pesado.”. “No señor, eso no es
vivir, eso es hacer el tonto y comportarse como los del género ovejuno.”
A lo largo de todo el texto encontramos
la repetición de esta sentencia: “¡no hay cosa más tonta en este mundo que una
vaca tonta!”
Existe la posibilidad de que el ritmo de
la narración pueda resultar algo lento por las numerosas reflexiones de la voz
interior de la protagonista.
Sería conveniente, por otra parte, que
el libro incluyese la traducción de las palabras en francés que utiliza a
menudo Soeur Pauline Bernardette, ya que si los alumnos desconocen el francés
en el momento en que realicen la lectura, se sentirán inseguros en relación con
el significado o la interpretación que deben dar al texto.
La obra contempla un tema secundario a
la historia principal que invita a la reflexión: el tratamiento que reciben
algunos animales, en este caso, las vacas. Estas páginas pueden servir como
pretexto para introducir un debate sobre este tema, o simplemente para obligar
a los alumnos a reflexionar sobre el maltrato animal. Se trata de conducir a
los alumnos hacia la concienciación y sensibilización contra cualquier
manifestación de maltrato animal. No debemos olvidar que, como apuntara Mahatma
Gandhi, el grado de civismo de una sociedad puede medirse observando el trato
que da a los animales.
Memorias
de una vaca está
recomendado a partir de 10 años, por lo que su lectura sería adecuada en 1º de
ESO, pero menos recomendable en los tres cursos siguientes de la etapa, no por
razones de contenido sino de estilo, en tanto que podría resultar infantil para
alumnos de más de 13 años.
El elemento más interesante y útil de Memorias de una vaca se encuentra en la
presentación de unos hechos trágicos desde la perspectiva de un animal dotado
de cierta inteligencia. Esta perspectiva aproxima fácilmente a los niños al
conflicto y les permite tener una idea bastante real de los acontecimientos. En
este sentido, su lectura podría ser útil para acercar por primera vez a los
alumnos a este periodo de la historia de España, independientemente del momento
en el que se enfrenten a su estudio en la materia correspondiente, que
generalmente se realiza en el segundo ciclo de Secundaria.
Considero que esta lectura podría
proponerse sin problemas para alumnos de entre 10-13 años, pero no mayores. En
general el ritmo narrativo es lento, y esta característica resta atractivo al
texto, especialmente si tenemos en cuenta que sus lectores potenciales
prefieren lecturas ágiles y personajes más complejos que Mo y La Vache qui Rit.
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