Editorial: Bruño
Colección: Paralelo cero
Ciudad: Madrid
Año: 1998
Edición: 15ª
Siglo XVII. Nicolino Pertusato es un
niño que vive con su padre en la región italiana de Piamonte, concretamente en
Alessandria de la Palla. Nicolino padece enanismo, es decir, es más bajito que
los niños de su edad, tiene la frente ancha y abultada y los brazos y las
piernas más cortos de lo normal. Su padre es un hombre distante del que nunca
ha recibido muestras de cariño, y que le considera culpable de la muerte de su
madre a consecuencia de su nacimiento.
Cuando Nicolino es todavía un niño, su
padre consigue que un caballero de la Corte española viaje hasta Italia para
conocerlo y llevarlo con él de vuelta a España, donde podrá vivir al servicio
del rey. Nicolasillo ―que es como le llamarán de ahora en adelante― destaca
enseguida entre los demás niños enanos que son educados en la Corte, es inteligente
y dispuesto. Pero una casualidad hace que se encuentre con el gran maestro
Diego Velázquez, conocido por su afecto hacia las personas de la misma
condición que Nicolasillo, y con un influyente caballero que apreciará sus
excelentes cualidades. Tal es la valía del pequeño Nicolás que el propio rey
querrá conocerle, y le enviará a vivir con el maestro Velázquez.
Una visión sobrenatural que anticipa el
contenido del famoso cuadro Las meninas
envolverá a Velázquez y a Nicolás en un misterio que acabará con la muerte del
pintor y con un reto para el protagonista: Velázquez vendió su alma al diablo
para pintar su más excelsa obra, pero el momento de su muerte se acerca y sólo
una cruz lo salvará de la condenación eterna. Nicolás deberá pintar la cruz de la
Orden de Santiago sobre el pecho del pintor en el gran cuadro en el que él
mismo está pintado, sólo así Velázquez descansará en paz.
El
misterio Velázquez
consta de veintitrés capítulos divididos en tres partes, un epílogo y un índice
onomástico. El epílogo es una nota a propósito del misterio en la que se
ofrecen los datos históricos que han permitido la creación del relato. El
índice onomástico recoge una breve noticia de los personajes principales años
después de los hechos que se narran en el libro, lo que puede resultar muy
atractivo para los alumnos.
Esta obra presenta, desde su inicio, dos
temas fundamentales para la educación en el respeto y la tolerancia: las
diferencias entre individuos ―en este caso por motivos físicos― y la reacción
social ante estas diferencias ―aceptación e integración o rechazo―.
Especialmente al principio de la
historia encontramos múltiples alusiones a la diferencia física de Nicolino y al
rechazo que sufre por parte de su padre y de la gente en general ―con la
excepción de Marina, su aya―: “Delante de mi padre tenía que ir con los zuecos.
―Así mantendrás la altura de los otros
niños ―decía―. Aprenderás a andar, por las buenas o por las malas. Hasta que no
sepas dar diez pasos sin doblar los talones, no te pongas delante de mí.”
“Ese mismo año había recibido la
comunión. […] Al hacer mi aparición, escuché algunos murmullos; […] Llegué al
altar y me colocaron entre los otros niños. Los murmullos se reiniciaron. […]
En un esfuerzo por ser como los demás, me alcé con tal energía que, enganchado
uno de los zuecos en la cencha del reclinatorio, perdí el equilibrio y fui a
caer sobre el reverendo. Éste, al verme, no supo si sujetarme y dejar caer el
copón o salvar el copón y dejarme caer a mí. Pero no hizo ni lo uno ni lo otro
y ambos rodamos por el suelo, enredados en el caparazón de su casulla.
Oí las risas y, por un momento,
vislumbré la cara roja y colérica del reverendo, que aún permanecía debajo de
mí. Fue sólo un instante, pero aterrador. Inmediatamente sentí su bramido y la
patada con que me quitó de encima. Varios acólitos y los sacristanes corrieron
en su ayuda, mientras yo permanecía abandonado en el suelo […] La mano de uno
de los sacristanes me asió con violencia y me sacó del altar en volandas,
abandonándome en brazos de mi aya. […] De la mano de Marina recorrí el pasillo,
con uno de los zuecos sueltos, cojitranco, entre las risas de unos y la
conmiseración de otros, hasta que la buena mujer, sin poder aguantar más, me
tomó en sus brazos y a duras penas me sacó de la iglesia.”
Sin embargo, en otro momento del relato
acudimos a la aceptación de la diferencia del pequeño, que está desconcertado y
feliz ante un comentario tan insólito:
“Me acarició el pelo. […]
― ¿Te gusta andar con zuecos?
―No, señor ―dije evitando la mirada de
mi padre.
―Pues creo que no te harán falta.
Precisamente no queremos que crezcas. Nos gustas así.
Fue la primera vez que alguien me decía
que no deseaba que creciese y, aunque ignoraba sus motivos, aquella concesión a
mi natural siempre contradicho me hizo sentirme fugazmente feliz.”
El
misterio Velázquez
es, como hemos podido observar, una obra cuya lectura puede resultar muy
adecuada en la etapa de ESO por la naturaleza de los temas secundarios que
presenta: diferencia, insolidaridad, rechazo, aceptación, integración…
Por otra parte, el marco de la acción
―Madrid, siglo XVII― permite una lectura muy significativa si se propone en el
momento adecuado. Este momento se encontraría en el segundo curso de Secundaria,
en el que la materia de Ciencias Sociales incluye a los siglos XVI y XVII. Esta
lectura debería proponerse después de que los alumnos hayan estudiado la
historia y el arte del siglo XVII, lo que les permitirá identificar ambientes,
personajes históricos y la obra pictórica que da origen al propio libro.
Las características del texto
―sencillez, agilidad narrativa, misterio― convierten su lectura en una
actividad fácil y amena con altas probabilidades de éxito entre los alumnos de
2º, 3º o incluso 4º de ESO.
No hay comentarios:
Publicar un comentario