No pidas sardina fuera de temporada
No
pidas sardina fuera de temporada es el primero de una serie de libros cuyo
protagonista es Juan Enguera -más conocido como Flanagan-, un adolescente de 14
años que está en 8ºC y cuya pasión es ejercer de investigador privado en su
entorno, haciendo trabajos como búsqueda de información sobre alumnos –sobre
todo con fines amorosos-, por los que obtiene algunos ingresos para costear sus
gastos, porque como él dice: “En este barrio no sobra la pasta, y cada cual
hace lo que puede para buscarse la vida. Hay quien ayuda en la tienda de sus
padres, quien hace de canguro de sus hermanos o de los hijos de los vecinos,
quien hace de recadero del súper, quien lleva cafés a la Textil, quien limpia
parabrisas en los semáforos y también quien roba y quien vende lo que no
debería vender”. (Martín y Ribera, 1988, p. 14). Así pues, deja claro desde
un primer momento el contexto en el que tiene lugar la acción.
El punto de partida de la historia es una
especie de trato al que Flangan llega con una compañera de clase –María Gual;
esta le pide que investigue a su hermano –Elías-, porque lleva repitiendo tres
años el mismo curso y de repente empieza a sacar muy buenas notas. Asunto que no
le cuadra a María y le lleva a pensar que su hermano puede estar haciendo
trampas; con lo cual, si se descubren los planes de Elías y se enteran sus
padres, estos le castigaran sin el cobertizo y María promete cedérselo a
Flanagan para que pueda desempeñar sus labores de investigación desde allí a
cambio de convertirse en su socia.
Lo que empieza como algo normal -una
búsqueda para ver si un chaval está copiando o consigue los exámenes de alguna
forma- dará lugar a una trama en la que van a verse implicados muchos personajes
que viven en el barrio y a los que Juan conoce por la fama que les precede.
Las investigaciones comienzan con el
seguimiento del implicado; ya desde un primer momento Juan observa que pasan
cosas raras, porque un día Elías llega al colegio con moratones en la cara;
este hecho hace que empiece a sospechar e indagar en el entorno. Se acerca al
chico, pero no obtiene información por su parte; así pues, decide ir a buscar
otra versión –puesto que tiene sospechas sobre quienes pueden estar implicados
en el asunto- y acude al Puti (un amigo de Elías), un gamberro muy conocido en
el barrio; tampoco logra sacar nada en claro y lo único que consigue es que
este y Piter se den cuenta de que su objetivo es espiarles.
Tras este acontecimiento, Flanagan piensa
que puede haber más implicados de lo que creía, por lo que no se fía de nadie y
empieza a investigar dentro del colegio, más concretamente al conserje –conocido
como el Pantasma-, porque piensa que puede estar proporcionándole los exámenes
a Elías. Su investigación tiene lugar en horas de clase, por lo que consigue
ingeniárselas para salir y poder seguir al conserje; observa que se dirige al
banco y saca una cantidad de dinero que, tras ir a casa, deposita en un sobre y
deja disimuladamente en un bar para que un hombre lo recoja. Tras el
seguimiento, Juan descubre que Elías está chantajeando al conserje –que es
quien le pasa los exámenes-, y le comunica a su hermana que suspendería el
siguiente examen, porque el Pantasma no estaba dispuesto a seguir.
Mientras tanto, a Flanagan empieza a
gustarle Clara Longo, la chica más solicitada del colegio –cosa que va a ser
crucial en el desenlace de la historia- y sobre la que conoce todos sus gustos,
puesto que era el objetivo de muchos de sus informes. Después de una fiesta la
acompaña a casa y es invitado a subir; así conoce al padre de la chica, El
lejía, otro personaje conocido del barrio. Esa misma noche Juan será testigo de
una pelea entre el padre de Clara y los famosos Puti y Piter; en el trascurso
de la discusión, Juan permanece en casa de la chica y ve una sombra; resulta
ser Elías buscando un sobre que consigue llevarse.
A partir de este momento, la trama se
complica, y Juan descubre que puede tratarse de un asunto serio, dado que ya ha
habido una fuerte pelea. En gran medida, Elías tampoco sabe en el lío en que se
ha metido por culpa del robo del sobre; de este modo, decide pedirle ayuda a
Juan, convenciéndole para que sea él el que tenga el sobre, porque no sabe lo
que puede pasar –ya que el Puti y el Piter estaban buscándole-. El paquete
tiene que llegar a manos de el Lejía para llevar a cabo negociaciones con él;
cuando se va a proceder a la entrega, Elías es atropellado y tras llevárselo la
ambulancia, Juan descubre que no hay ningún sobre, con lo que decide ir a la
Tasca –el bar donde se junta la pandilla de delincuentes- a comprobar si el
dueño sabe algo –ya que cuando Elías le pide ayuda, está llamando desde allí-.
En efecto, el sobre con su misterioso contenido está allí y él es su
destinatario. Pero cuál es su sorpresa al descubrir que contiene una foto del
Pantasma mirando la boca de una sardina. Flanagan empieza a hacer cavilaciones
sobre qué significado puede tener la instantánea y el porqué de tanto lío por
esa simple imagen. Lo que no sabe es que estar en posesión de esta le va a
costar la persecución de los maleantes para hacerse con ella. En medio de la
incredulidad, Juan es secuestrado por los secuaces de el Lejía –que consiguen
hacerse con el sobre-; deciden llevarlo ante su jefe para que le dé cuenta a él
del paradero de la foto verdadera, porque creen imposible que esa pueda causar
tanto revuelo.
Finalmente el Pantasma habla con Juan para
saber qué foto es la que ha visto, dando fe de que es esa la que ha causado todo
el revuelo. Pero Flanagan ya ha descubierto la trama, esto es, el conserje y el
padre de Clara están implicados en el tráfico de heroína, y el primero es
pederasta –la imagen da fe de ello-. Con esta información acude a Clara que no
le cree, porque el implicado es su padre y no quiere que acabe en la cárcel.
Así pues, los dos jóvenes acaban separándose y Juan denunciando el hecho; tras
tres meses, Flanagan sigue esperando a que algún día ella aparezca y vuelva a
su vida.
En el final del libro es donde vemos como
subyace el tema principal o, más bien, el valor que marca la novela. Esto es,
el dilema moral entre el amor que siente el protagonista por Clara y la necesidad de ser justo y
denunciar la comisión de un delito tan grave
–aunque esto pueda acabar con su “historia de amor”-. Como hemos
comprobado, acaba haciendo lo correcto.
Además de esto, se abordan –y a la vez
denuncian- numerosos aspectos de la sociedad actual que nos apartan de una
visión idílica, esto es: el contexto del protagonista, un barrio marginal de
clase media-baja donde cada uno hace lo que puede para sobrevivir; el problema
de la droga –los autores nos acercan a su realidad sin tapujos-; abusos a
menores y pederastia; y corrupción y chantajes causados por la situación
económica en la que se encuentran los personajes. Por ello, por la forma en que
son abordados –con toda claridad y naturalidad- y por los valores morales que
transmite, considero que es un libro adecuado para el segundo ciclo de la ESO,
en el que los alumnos ya saben cuestiones sobre todos estos temas y podemos
hacerlos reflexionar más a partir de esta lectura.
Raquel Fernández Acedo
A.Martín y J. Ribera: No
pidas sardina fuera de temporada. Ediciones Alfaguara, 1988.
ISBN: 84-204-4796-X
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