miércoles, 30 de enero de 2013

No pidas sardina fuera de temporada


No pidas sardina fuera de temporada

No pidas sardina fuera de temporada es el primero de una serie de libros cuyo protagonista es Juan Enguera -más conocido como Flanagan-, un adolescente de 14 años que está en 8ºC y cuya pasión es ejercer de investigador privado en su entorno, haciendo trabajos como búsqueda de información sobre alumnos –sobre todo con fines amorosos-, por los que obtiene algunos ingresos para costear sus gastos, porque como él dice: “En este barrio no sobra la pasta, y cada cual hace lo que puede para buscarse la vida. Hay quien ayuda en la tienda de sus padres, quien hace de canguro de sus hermanos o de los hijos de los vecinos, quien hace de recadero del súper, quien lleva cafés a la Textil, quien limpia parabrisas en los semáforos y también quien roba y quien vende lo que no debería vender”. (Martín y Ribera, 1988, p. 14). Así pues, deja claro desde un primer momento el contexto en el que tiene lugar la acción.

El punto de partida de la historia es una especie de trato al que Flangan llega con una compañera de clase –María Gual; esta le pide que investigue a su hermano –Elías-, porque lleva repitiendo tres años el mismo curso y de repente empieza a sacar muy buenas notas. Asunto que no le cuadra a María y le lleva a pensar que su hermano puede estar haciendo trampas; con lo cual, si se descubren los planes de Elías y se enteran sus padres, estos le castigaran sin el cobertizo y María promete cedérselo a Flanagan para que pueda desempeñar sus labores de investigación desde allí a cambio de convertirse en su socia.

Lo que empieza como algo normal -una búsqueda para ver si un chaval está copiando o consigue los exámenes de alguna forma- dará lugar a una trama en la que van a verse implicados muchos personajes que viven en el barrio y a los que Juan conoce por la fama que les precede.

Las investigaciones comienzan con el seguimiento del implicado; ya desde un primer momento Juan observa que pasan cosas raras, porque un día Elías llega al colegio con moratones en la cara; este hecho hace que empiece a sospechar e indagar en el entorno. Se acerca al chico, pero no obtiene información por su parte; así pues, decide ir a buscar otra versión –puesto que tiene sospechas sobre quienes pueden estar implicados en el asunto- y acude al Puti (un amigo de Elías), un gamberro muy conocido en el barrio; tampoco logra sacar nada en claro y lo único que consigue es que este y Piter se den cuenta de que su objetivo es espiarles.

Tras este acontecimiento, Flanagan piensa que puede haber más implicados de lo que creía, por lo que no se fía de nadie y empieza a investigar dentro del colegio, más concretamente al conserje –conocido como el Pantasma-, porque piensa que puede estar proporcionándole los exámenes a Elías. Su investigación tiene lugar en horas de clase, por lo que consigue ingeniárselas para salir y poder seguir al conserje; observa que se dirige al banco y saca una cantidad de dinero que, tras ir a casa, deposita en un sobre y deja disimuladamente en un bar para que un hombre lo recoja. Tras el seguimiento, Juan descubre que Elías está chantajeando al conserje –que es quien le pasa los exámenes-, y le comunica a su hermana que suspendería el siguiente examen, porque el Pantasma no estaba dispuesto a seguir.

Mientras tanto, a Flanagan empieza a gustarle Clara Longo, la chica más solicitada del colegio –cosa que va a ser crucial en el desenlace de la historia- y sobre la que conoce todos sus gustos, puesto que era el objetivo de muchos de sus informes. Después de una fiesta la acompaña a casa y es invitado a subir; así conoce al padre de la chica, El lejía, otro personaje conocido del barrio. Esa misma noche Juan será testigo de una pelea entre el padre de Clara y los famosos Puti y Piter; en el trascurso de la discusión, Juan permanece en casa de la chica y ve una sombra; resulta ser Elías buscando un sobre que consigue llevarse.

A partir de este momento, la trama se complica, y Juan descubre que puede tratarse de un asunto serio, dado que ya ha habido una fuerte pelea. En gran medida, Elías tampoco sabe en el lío en que se ha metido por culpa del robo del sobre; de este modo, decide pedirle ayuda a Juan, convenciéndole para que sea él el que tenga el sobre, porque no sabe lo que puede pasar –ya que el Puti y el Piter estaban buscándole-. El paquete tiene que llegar a manos de el Lejía para llevar a cabo negociaciones con él; cuando se va a proceder a la entrega, Elías es atropellado y tras llevárselo la ambulancia, Juan descubre que no hay ningún sobre, con lo que decide ir a la Tasca –el bar donde se junta la pandilla de delincuentes- a comprobar si el dueño sabe algo –ya que cuando Elías le pide ayuda, está llamando desde allí-. En efecto, el sobre con su misterioso contenido está allí y él es su destinatario. Pero cuál es su sorpresa al descubrir que contiene una foto del Pantasma mirando la boca de una sardina. Flanagan empieza a hacer cavilaciones sobre qué significado puede tener la instantánea y el porqué de tanto lío por esa simple imagen. Lo que no sabe es que estar en posesión de esta le va a costar la persecución de los maleantes para hacerse con ella. En medio de la incredulidad, Juan es secuestrado por los secuaces de el Lejía –que consiguen hacerse con el sobre-; deciden llevarlo ante su jefe para que le dé cuenta a él del paradero de la foto verdadera, porque creen imposible que esa pueda causar tanto revuelo.

Finalmente el Pantasma habla con Juan para saber qué foto es la que ha visto, dando fe de que es esa la que ha causado todo el revuelo. Pero Flanagan ya ha descubierto la trama, esto es, el conserje y el padre de Clara están implicados en el tráfico de heroína, y el primero es pederasta –la imagen da fe de ello-. Con esta información acude a Clara que no le cree, porque el implicado es su padre y no quiere que acabe en la cárcel. Así pues, los dos jóvenes acaban separándose y Juan denunciando el hecho; tras tres meses, Flanagan sigue esperando a que algún día ella aparezca y vuelva a su vida.

En el final del libro es donde vemos como subyace el tema principal o, más bien, el valor que marca la novela. Esto es, el dilema moral entre el amor que siente el protagonista  por Clara y la necesidad de ser justo y denunciar la comisión de un delito tan grave  –aunque esto pueda acabar con su “historia de amor”-. Como hemos comprobado, acaba haciendo lo correcto.

Además de esto, se abordan –y a la vez denuncian- numerosos aspectos de la sociedad actual que nos apartan de una visión idílica, esto es: el contexto del protagonista, un barrio marginal de clase media-baja donde cada uno hace lo que puede para sobrevivir; el problema de la droga –los autores nos acercan a su realidad sin tapujos-; abusos a menores y pederastia; y corrupción y chantajes causados por la situación económica en la que se encuentran los personajes. Por ello, por la forma en que son abordados –con toda claridad y naturalidad- y por los valores morales que transmite, considero que es un libro adecuado para el segundo ciclo de la ESO, en el que los alumnos ya saben cuestiones sobre todos estos temas y podemos hacerlos reflexionar más a partir de esta lectura.

Raquel Fernández Acedo

A.Martín y J. Ribera: No pidas sardina fuera de temporada. Ediciones Alfaguara, 1988.

ISBN: 84-204-4796-X

 

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