Todo
el mundo conoce la historia de Caperucita roja, ya sea su
versión inicial de Perrault o la posterior de los hermanos Grimm. La
inocencia, el miedo o la precaución son conceptos que rememoran este
clásico de la literatura infantil. Esta revisión, firmada por
Carmen Martín Gaite (Salamanca,
1925),
actualiza el texto tradicional situándolo en la metrópolis más
famosa del mundo.
En
Caperucita en Manhattan, la autora nos presenta a una
caperucita, Sara Allen, que no es tan inocente, y a un lobo, mister
Woolf, menos feroz de lo esperado. Aunque la verdadera protagonista
de esta historia es la ciudad de Nueva York. De hecho, las primeras
líneas del cuento son utilizadas para describir ese laberinto de
rascacielos a través de los ojos de Sara, una niña de diez años
que vive en el barrio de Brooklyn y que espera ansiosa la llegada de
cada sábado para visitar a su abuela, la única que parece
entenderla. Su madre, Vivian, encuentra verdades dificultades para
comprender el mundo fantástico que inventa Sara día a día, e
intenta inculcar a su hija los peligros que ella siente mientras
atraviesan Manhattan.
Sin
embargo, la rutina de esta caperucita contemporánea se verá
afortunadamente alterada el día de su cumpleaños. La aparición de
mister Woolf y, sobre todo, de su particular hada madrina, miss
Lunatic, harán que las ansias de libertad de Sara se conviertan en
realidad gracias a una tarta de fresas.
Las
múltiples referencias a otros cuentos y obras clásicas, nos
permiten hallar en este relato a una Sara Allen que no sólo es
Caperucita, sino también Celia, Alicia, e, incluso, Robinson Crusoe.
Así, Nueva York es a la vez un tenebroso bosque, un país de las
maravillas y también una isla por descubrir.
La
obra presenta la estructura propia de los cuentos: introducción
(capítulos del uno al cinco), nudo (capítulos del seis al doce) y
desenlace (capítulo trece). Esta forma de presentación tradicional
de la historia facilita al lector juvenil el seguimiento de la trama
y evita que pierda el hilo conductor. Además, existe una clara
conexión entre todos los personajes que facilita ese seguimiento de
la trama.
El
tema principal gira en torno al tópico de la libertad, representado
por la abuela Rebeca (Gloria Star) y miss Lunatic (madame Bartholdi),
sirviendo esta última como inspiración para Sara Allen. Este es uno
de los temas más recurrentes de las obras de literatura infantil y
juvenil, pues los niños y jóvenes, generación tras generación,
siempre se han quejado de la falta de ella. En el caso concreto de
Sara, el mundo real no le satisface y es precisamente lo que no es
capaz de percibir por sus sentidos, lo que provoca que su imaginación
vuele e invente palabras llamadas farfanías. La realidad y la
fantasía no tiene principio ni final: sólo existe un bucle continuo
para la protagonista. De hecho, el narrador omnisciente nos muestra a
una Sara descontenta con los finales de los libros.
A
lo largo de los capítulos el lector descubre cómo la protagonista
decide retar al mundo en el que vive y se enfrenta a las
prohibiciones, aunque le cueste alguna que otra lágrima.
Como
en todo libro de cuentos, el mundo de los niños y de los adultos se
muestra, de nuevo, enfrentado. Por un lado, el choque entre Vivian y
Sara es evidente, aunque la niña puede llegar a sentirse cómoda con
otro tipo de adultos como su abuela o madame Bartholdi. Por otro,
Sara tampoco consigue estar a gusto con otros niños de su edad,
como su vecino Rod Taylor.
La
importancia de la aparición en la obra de miss Lunatic, que
representa el papel de antagonista, radica en que constituye el punto
de unión entre caperucita, la abuela y el lobo, o lo que es lo
mismo: Sara, Gloria Star y Mister Woolf. Sin su presencia ninguno de
los personajes principales hallaría la felicidad. Cabe destacar en
este apartado los sobrenombres de la abuela y la Liberad, pues en
ellos se hace referencia a esa línea difuminada entre dos realidades
paralelas, entre el pasado y el presente y, en definitiva, entre lo
que somos y nos gustaría volver a ser.
La
autora también nos revela la ciudad de Nueva York como el escenario
para la mejor de las películas, la de nuestra propia vida. En el
capítulo nueve – 'Madame Bartholdi. Un rodaje de cine fallido'- se
hace patente este hecho: al entrar en una de las cafeterías donde se
estaba realizando un rodaje, el director queda prendado de la
naturalidad de Sara y miss Lunatic y decide incluirlas en el rodaje.
Una muestra más de lo difícil que es separar fantasía de realidad.
La
influencia de Las aventuras de Alicia en el país de las
maravillas es evidente al final de la obra, cuando Sara decide
unirse a la estatua de la Libertad y llegar hasta ella a través del
pasadizo secreto que le enseña miss Lunatic. Ese momento nos evoca
el comienzo de la aventura de Alicia tras meterse en la madriguera
del conejo. Con este final abierto, Carmen Martín Gaite deja la
continuación de las aventuras de Sara a merced de la interpretación
del lector. El final resulta oportuno para trabajar con los alumnos
de secundaria nuevas opciones de creación textual aplicadas a este
cuento.
Aunque
la obra de Caperucita
en Manhattan
suela proponerse en 3º de ESO, creo que es más adecuada para el
primer ciclo de esta etapa, por cercanía
con la edad del personaje protagonista y porque no considero que su
lectura suponga un reto para alumnos de más edad. El léxico
utilizado es sencillo, primando en él los diálogos y las
descripciones que tan adecuadamente nos acercan a los barrios de
Nueva York.
Caperucita
en Manhattan, más que un libro, se erige como una guía de
viajes al país de la fantasía cuyo reino está en manos de la
Libertad. Se trata de la obra perfecta para todo aquel que piense que
ya es demasiado mayor para leer cuentos.
Silvia Muñoz Cuello
esto no es un resumen es una mierdaaaaaaaaaaaaaaaa😈😈😈😈😈😈😈😈🌚‼‼‼‼‼‼‼‼‼‼‼‼‼‼
ResponderEliminaryo me te4ngo q leer este libro q es un rollo para mañana y ni he comenzado y son las 17:1 y yo me distraigo con solo ver a mi hermana
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