lunes, 28 de enero de 2013

La Catedral, César Mallorquí


Por el título, el lector espera encontrar una versión adolescente de Los pilares de la tierra o La catedral del mar. Y, en realidad, es así en parte, pues el comienzo del libro es más propio de El codigo Da Vinci y de las decenas de novelas escritas tras su publicación, relacionadas con los templarios.
Cesar Mallorquí (Barcelona, 1953) nos presenta a Telmo Yañez, un jovencísimo imaginero y aprendiz de constructor, como protagonista de La Catedral. La novela, que tiene como punto de partido el reino de Navarra a finales del siglo XIII, se centra en la aventura que Telmo emprende hacia tierras bretonas y que supondrá su paso de niño a adulto.
Al cumplir los 14 años, su padre, un cantero llamado León Yáñez, decide proponerlo como aprendiz de masón, el regalo que Telmo ansiaba.
Una vez convertido en miembro de la masonería, sus dotes como imaginero propician su incursión en una misión secreta a Kerloc'h, en Bretaña, dirigida por el mismísimo Papa, con el objetivo de investigar la desaparición de Thibaud de Orly, el maestro de obras de la catedral que se construye allí. Dicho templo está financiado por la sospechosa Orden del Águila de San Juan, y Telmo es el imaginero perfecto para participar en el concurso que su maestre pretende convocar y, así, acercarse a ellos.
En este viaje le acompañan tres expertos guerreros daneses templarios (Erik, Loki y Gunnar) que velarán por su seguridad, pues la llegada del joven navarro es esperada por muchos.
Una vez instalados en el poblado bretón, presentado como un lugar fantasmagórico y casi deshabitado, la incertidumbre sobre el propósito de la construcción de la catedral va adquiriendo tintes misteriosos. Desaparecen empleados y el final de las obras se acometen de manera apresurada.
La victoria de Telmo en el concurso de la estatua que presidirá el altar mayor, le sirve no sólo para conocer por dentro la Orden del Águila del San Juan, sino también para descubrir el amor de la mano de Valentina, hija del maestro de obras con el que comparte casa en Kerloc'h. Lo que desconoce Telmo es que cuanto más se acerca a la verdad, también se acerca más a la muerte.
A partir de ahí, la trama se centra en intrigas, misterios religiosos ocultos y profecías que esperan ser cumplidas. Todo ello culmina en la lucha definitiva entre el bien y el mal, en la que Telmo Yañez se erige como héroe, cual David frente a Goliat.


Esta obra puede ser sugerente para alumnos del segundo ciclo de ESO y, en concreto, para los del tercer curso, pues comparten la edad del protagonista y pueden sentirse identificados con la temática que en el libro se plantea: el paso de la niñez a la vida adulta. Al estar narrado en primera persona el lector se siente partícipe también de los pensamientos del personaje principal y facilita el hecho de ponerse en la piel del que lo vive en primera instancia.

Las responsabilidades y decisiones que debe tomar un joven como Telmo Yañez siguen estando presentes en la vida adolescente, si extrapolamos el contexto histórico. Al fin y al cabo ser adulto significa tomar conciencia de uno mismo y decidir una opción de futuro. Creo que sería importante incidir en este aspecto en la presentación de la obra para evitar que nuestros alumnos se quedaran con la única idea de que se trata de una novela de templarios, pues este tópico puede generar tanto seguidores como detractores.
Relacionado con lo anterior, otro de los temas de la obra gira en torno a la posibilidad de elección y hasta dónde el deber y la moral inducen a discernir entre el bien y el mal. De esta manera, todos los personajes de la obra se encuentran con una situación que les pone a prueba: Korrigan y Helmut arriesgan su vida por descubrir la cámara secreta, Erik se enfrenta cara a cara con su pasado sin huir de él, Corberán de Carcassonne se alía con el mal para asumir su pérdida de fe, Thinaud de Orly se sitúa al margen cuando descubre el propósito de la construcción de la catedral e, incluso, los habitantes de Kerloc'h deben decidir si se quedan o se van del pueblo. Así, todos en algún momento se ven obligados a elegir. Esta idea de la libertad de elección como síntoma de madurez es otra de las enseñanzas que resultan interesantes para los alumnos.

En cuanto a los personajes secundarios, el trío de daneses llama especialmente la atención porque, por un lado no son habituales de las novelas con temática templaria y, por otro, representan lo que Telmo todavía no tiene: fuerza y seguridad en sí mismo. Además, el autor decide dedicar unas líneas para explicar la historia de Loki como dios de la mitología nórdica, lo que supone un punto a favor para que los adolescentes se interesen más por la trama. No hay que olvidar que las aventuras de Thor y su hermano Loki están de moda, debido a la reciente aparición de películas sobre ellos, como Thor y Los Vengadores, basadas en los cómics de Marvel.

La ambientación en la época y el contexto histórico están bien conseguidos gracias a una descripción exhaustiva de los paisajes y, en especial, de los edificios. De hecho, en la obra podemos encontrar un amplio campo semántico y léxico sobre la arquitectura y escultura medieval. Es por ello, que su lectura también tiene una función didáctica para la asignatura de Historia, pues a través de ella los alumnos pueden adquirir una concepción mayor de esta etapa histórica, que al abarcar tantos siglos puede llegar a ser una gran desconocida. En este punto, la labor de documentación en la narración supone la gran fortaleza del libro, pues Cesar Mallorquí ha sabido mezclar en la coctelera con éxito a templarios, masones, vikingos, judíos y traidores, sin que ninguno de sus elementos quede descolgado.

Con respecto al lenguaje, las citas de expresiones latinas y la aparición de términos propios de la época, como vara en referencia a un tipo de medida, pueden resultar vistosos para los alumnos. A pesar de que estos rasgos estilísticos no formen parte del día a día de un alumno de tercero, el lenguaje utilizado es bastante visual y la obra está escrita con claridad, sencillez y orden.

Aunque el contenido y el desarrollo de la trama me parecen previsibles, esta novela representa, al menos, lo mejor que los relatos sobre templarios pueden ofrecer. Por ello considero que La Catedral constituye un buen punto de partida para iniciarse en este género y para adquirir cierto paladar literario a la hora de enfrentarse a otro tipo de libros sobre este tema, tan fusilado por escritores 'best-sellers'.

Cabe destacar que Cesar Mallorquí remata su obra con un final abierto, para que como Temo Yañez y todos los demás personajes de la obra, el lector tenga la oportunidad de decidir.

Silvia Muñoz Cuello

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